NUEVAS INSTALACIONES CORREO NEUMÁTICO
La increíble red de tubos para mandar mensajes, dinero y personas del Londres del siglo XIX
Hace mucho tiempo, cuando el mundo tecnológico era muy diferente a lo que es ahora, si comprabas algo, el vendedor cogía el dinero, lo metía en un pequeño cilindro de metal y se lo ofrecía a la boca de un gran tubo metálico. Este aparato lo inhalaba con una gran ráfaga de aire, y uno o dos minutos más tarde el cambio y el recibo aparecían en otro cilindro descargado de otra tubería adyacente, habiendo sido dispensado por un cajero escondido a salvo de posibles robos a mano armada.
Era un sistema de mensajes neumático. Y existía en varios países europeos.
Si bien es cierto que muchos de estos sistemas se construyeron solo en oficinas, también hubo grandes redes públicas construidas para el correo nacional, generalmente en las grandes capitales. Se construyeron después de que se estableciera la telegrafía eléctrica. Uno de los motivos era que los telegrafistas eran trabajadores calificados y se les tenía que pagar más. Empujar una cápsula en una tubería requería mucha menos habilidad.
Así nació en Londres el Pneumatic Despatch Railway (LPDR), un tubo estilo Futurama que transportaba paquetes y personas por debajo de la ciudad en la década de 1860. En plena revolución tecnológica, una serie de fuerzas motrices parecían dispuestas a competir por el futuro. ¿La energía de vapor? ¿El cable? No, era la Era Neumática. Y todo empieza con el correo.
Un sistema de envío postal con ventajas
La Oficina General de Correos era el centro de enrutamiento de todo Reino Unido. Pero el sistema de entrega estaba limitado por las calles estrechas entre las estaciones en el borde de Londres y la oficina de clasificación; y los atascos de tráfico de caballos y carruajes eran constantes. Algunos emprendedores astutos detectaron una oportunidad comercial única. Y se unieron para formar la Compañía de Despacho Neumático.
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